Cristo se solidarizó con los inmigrantes  por Roberto Torres Collazo

 

Los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos se caracterizan frecuentemente de ser explotados por patronos y en muchas ocasiones no se les paga salarios justos, viven con miedo a ser arrestados por la migra, desprotegidos por las leyes, son hostigados y perseguidos por las leyes. Son "invisibles", se les discrimina y margina, se les intenta criminalizar por el simple hecho de llevarle la pan a sus familiares. En ocasiones familias completas exponen sus vidas en el desierto, pasando hambre, noches sin dormir, frío o calor intenso, pasando toda clase de peligros, exponiéndose a robos, ser asesinados o a violaciones de todo tipo.

 

Muchos los acusan injustamente a conciencia o por ignorancia de quitar trabajos, ser una carga de los servicios sociales, de no querer adaptarse al sistema, de violar la ley. Entre otras razones, la mayoría de los emigrantes Latinos dejaron sus países de origen fundamentalmente debido a modelos socio-económicos neo-liberales del capitalismo corporativo que han generado pobreza, falta de empleo o salarios de hambre. No vinieron a Estados Unidos de turismo o por puro gusto. A grandes rasgos estas son las características de los inmigrantes indocumentados Latinoamericanos que llegan a Estados Unidos.

 

Ante esa realidad, ¿Tiene Jesús de Nazaret una palabra para ellos y ellas hoy? Aunque las circunstancias históricas de los tiempos de Jesús fueron diferentes a los nuestros, sin embargo hay unos rasgos parecidos en la vida de Jesús a los nuestros en su vida de emigrante. Jesús de Nazaret desde su nacimiento y en toda su vida se solidarizó de alguna manera con los emigrantes de todas las épocas.

 

Jesús de Nazaret, según los Evangelios fue un viajero parecido a un emigrante de hoy. Mateo 2, 13-14 nos dice que José y María que inmediatamente después del nacimiento de su hijo tuvieron que emigrar a Egipto. Viajó por todo Palestina: Samaria, Jericó, Cesaréa, Filipo, Tiro, Sidón, Bethesda y Gadara llevando su mensaje, pero pasando vicisitudes, exponiendo su vida frente a la inseguridad, riesgos y ladrones. Se crió en Nazaret y no tuvo según los Evangelios un lugar fijo durante su vida pública, por esto nos dice Lucas 9,58: "El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Vivió como los pobres, era carpintero, hablaba mayormente en arameo para los pobres, no el hebreo oficial. No tu tuvo poder político, económico ni religioso según las jurisdicciones institucionales de la época. El Nazareno les sirvió a los pobres en el desierto, en las fronteras, en lugares donde no había comodidades y lujos. El mismo nació, vivió y murió pobre. Murió fuera de las murallas de Jerusalén, es decir, marginado.

 

  A nuestro juicio, la vida de Jesús nos dice varias cosas muy importantes. Que los inmigrantes necesitan ser tratados como hijos e hijas de Dios, como seres humanos, como un hermano o hermana. Que los seguidores y seguidoras actuales del Maestro tenemos el deber de acogerlos, protegerlos, ayudarlos y abogar por ellos. Solidarizarnos. El inmigrante está tocando a nuestras puertas por trabajo, comida y alojamiento. Jesús se identificó con los emigrantes de todas las épocas: "Era emigrante y me acogiste" Mateo 25, 35.

 

Por otro lado, para aquellos legalistas, es interesante observar que para Jesús lo mas importante es la dignidad humana, no la Ley, ya que las leyes están para servir a los seres humanos y no los seres humanos para servirle a las leyes. Un ejemplo de esto está en Marcos 3, 1-6 donde el Maestro cura el Sábado a pesar que la Ley lo prohibía, por esto fueron inmediatamente los fariseos (= religiosos) a denunciarlo ante Herodes para eliminar el Mesías.

 

 En resumen, Jesús de Nazaret a juzgar por su vida y mensaje se identificó con los pobres y por extensión hoy con los inmigrantes. Dios ama todos sus hijos e hijas, pero cuando unos hijos sufren mas que otros, toma posición en favor de los últimos. De que afirmemos sin duda alguna que Jesús se solidarizó con los inmigrantes y lo mismo debemos o podemos hacer los cristianos y personas de buena voluntad. Una de las maneras más efectivas y concretas es unirnos todas las denominaciones cristianas y religiones, ciudadanos, residentes permanentes, afroamericanos, asiáticos a los reclamos de justicia de los inmigrantes, unirnos a sus marchas, apoyando los boicots, desobediencia civil o cualquier otro método pacífico.